En esta ocasión se presenta otro documento clásico y a la vez básico para la formación de los futuros ingenieros o aquellos que pretenden reciclarse y renovarse en esta materia.
Viene a ser una de esas reliquias atemporales que merece la pena rescatar en algún momento y hablar de ellas como ya hemos hecho en alguna ocasión, en concreto podemos citar la primera instrucción del hormigón que data del 1939.

En este caso, la primera edición no es tan antigua si bien está fechada en 1956 cuando Ferd Beer y Russ Johnston escribieron apuntes para las clases que impartían de estática y dinámica a los que posteriormente se les añadió los problemas y que derivó en la citada primera edición de Mecánica para Ingenieros que sería el germen de la Mecánica Vectorial para Ingenieros de la que hablaremos en este post.
En mi caso particular, y por eso la presento en la fotografía, realicé mis estudios con esa edición que constaba de dos tomos. El primero dedicado a la estática y el segundo a la dinámica. El por qué la fotografía está dedicada al de dinámica en particular es por una anécdota personal que me ocurrió al principio del estudio de la asignatura que en este momento no viene al caso y que no se descarta contarla en otras circustancias si el contexto es propicio.
Cuando uno estudia estas materias, arduas, complejas, en algunos momentos áridas,… en un momento de debilidad puede caer en la tentación de poner en duda su utilidad pues en esos primeros cursos de la carrera el alumno tiende a pensar que ya está preparado para que le planteen cualquier cuestión. Nada más lejos de la realidad…
En alguna ocasión me indicaron que estas materias son básicas y entrenan al estudiante para una mejor asimilación de las asignaturas posteriores, digamos más específicas de cada especialidad.
Me lo explicaron con un símil que he adoptado y que os expongo.
Sería como la persona que llega el primer día al gimnasio con la certeza que su forma no es la adecuada pero con la convicción de que tampoco es muy mala. De esa manera cree que el entrenador directamente le va a dar una rutina específica para ponerse en forma cuando lo que recibe es una tabla con unos ejercicios aburridos, bastante duros, difíciles de asimilar, que sólo producen agujetas y que durante un tiempo prudencial, diferente según el estado real de forma, obligatoriamente debe ir desarrollando y donde al principio no se verán resultados pero sin darse cuenta que el cuerpo va adaptándose al ejercicio hasta que va adquiriendo un nivel de forma real que permite asimilar rutinas más complejas y específicas de una forma segura y óptima.
Lo mismo ocurre con estas asignaturas básicas. Vendrían a ser como esas primitivas rutinas que no parecen tener valor pero que son cruciales para el entrenamiento y la puesta en forma, en este caso de nuestro cerebro, con lo que la asimilación y comprensión de otras materias más complejas y específicas será mucho más fácil y llevadero.
Sin duda la Mécanica Vectorial para Ingenieros de Beer y Johnston es una más que recomendable obra que no pierde valor con el tiempo, todo lo contrario. Es un texto perfectamente redactado, con explicaciones claras y concisas, apoyado con figuras muy bien elaboradas que se complementan con ejercicios para una mejor comprensión.
De está forma, con su lectura y estudio la asimilación de conceptos se agudiza suponiendo el camino óptimo para el buen entendimiento de otras materias.
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