Los proyectos y obras como elementos de señalización del entorno y su contribución en la identificación del paisaje.

En la mayoría de las ocasiones, se tiende a simplificar el análisis de la señalización en un entorno determinado hasta el hecho de reducirlo a un elemento físico en cuestión que, por supuesto, reúne una serie de características que lo hacen perceptible y, al mismo tiempo, se integra perfectamente en el medio.

Pero, esta señalización puede venir también definida por el propio entorno y los elementos que lo componen constituyendo, de esta forma, él mismo su mejor referencia.

Puente Nuevo de Ronda.
Puente Nuevo de Ronda. Podemos apreciar con claridad la importancia de la construcción para el desarrollo posterior de la ciudad y la enorme simbología del mismo. Foto: Juan Carlos Gómez Vargas (@jcgomvar)

Se propone una serie de elementos y variables encaminados al análisis de la señalización de un determinado ámbito.

De esta forma y en una primera instancia, se debe tratar de entender el propio entorno como un signo en sí mismo para más adelante centrarnos en los elementos que lo componen. Éstos pueden ser naturales, esto es, aquellos que son parte de aquel, o bien derivados de la acción del hombre.

Se hace hincapié en este segundo grupo centrándonos en los proyectos y obras y como se pueden entender como símbolos identificativos de un determinado lugar. Por una parte, se manifiestan en el ámbito urbano y periurbano hasta llegar al interurbano donde se observa como todo aquello que se proyecta y, más aún, si, presumiblemente, puede producir una alteración clara en el entorno donde se ubica, llega a convertirse en un símbolo en sí mismo utilizable para la identificación de paisaje donde se emplaza.

Se vislumbran distintas propuestas de señalización teniendo en cuenta al propio signo, como se encuadra en el entorno que le rodea y qué sentido y finalidad tiene el mismo, partiendo de la afirmación de que «un signo es aquello que significa algo para alguien» (Umberto Eco).

Por tanto, todo lo que en el entorno en el que nos ubicamos pueda tener un significado concreto para el observador y pueda servirle de referencia se ha de considerar como un signo, lo que se debe tomar como máxima para lograr la perfecta señalización del mismo.

Como podemos deducir, con lo expresado anteriormente, se ve ampliado el concepto general de lo que se entiende habitualmente al hablar de señalización de manera que ésta no se limitaría a los elementos que podríamos denominar como “convencionales”.

A su vez, esta última no debe ser ignorada pues, dado el caso, ha de complementar al resto de elementos que constituyen por sí mismos signos hasta el punto de configurar un conjunto perfectamente estructurado.


Fuente: Tesis doctoral de Juan Carlos Gómez Vargas disponible en el siguiente enlace

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