Teletrabajo y su evolución un año después

Ha pasado ya más de un año desde que el coronavirus irrumpió en nuestras vidas para cambiarlas por completo y eso no iba a ser ajeno a nuestra forma de trabajar y entender nuestra vida laboral.

El teletrabajo era algo que estaba ahí, teníamos las herramientas y medios para desarrollarlo pero por diferentes motivos no terminaba de implantarse.

Pero de la noche a la mañana, literalmente, y sin tiempo siquiera para asumirlo nos vimos encerrados en nuestras casas, teniendo que habilitar un puesto de trabajo con las características adecuadas y, a ser posibles óptimas, para desempeñar nuestra labor de forma que nuestra productividad no se viese mermada. Esto suponía, entre otros muchos factores, habilitar un espacio con unos mínimos metros cuadrados e iluminación, restándolo en la mayoría de los casos a otros habilitados para otras funciones domésticas, preparar los medios físicos como mesa adecuada, sillón,… y adecuar los medios informáticos revisando como mínimo la conexión doméstica a internet que debería garantizar la irrupción de otros factores que se antojaban imprescindibles como las múltiples videoconferencias para continuar con la relaciones interpersonales en el ámbito laboral que hasta entonces se realizaban físicamente en torno a una mesa.

Foto de Elle Hughes en Pexels

Es posible que a estas altura todavía haya quien no tenga un espacio y medios adecuados para trabajar en casa. Si es así se puede consultar mi perfil de Pinterest donde se creó un espacio especialmente dedicado para aportar ideas y soluciones dado que lo que parecía algo temporal se ha convertido para muchos trabajadores en algo definitivo teniendo que adaptar espacios en el hogar. Se puede acceder directamente desde este enlace y se os anima a que sigáis el perfil para aportar con vuestras propias ideas y sugerencias.

Pasado el estrés inicial y realizados los ajustes necesarios tanto a nivel personal como por la propia empresa quedó demostrado varios aspectos.

Foto de Olenka Sergienko en Pexels

Entre ellos, y sin que realizar un listado exhaustivo, que ya se tenían los medios para llevarlo a cabo y que el proceso de adaptación se podría haber realizado de forma paulatina sin tener que esperar a que apareciesen elementos ajenos como una pandemia para realizarlo precipitadamente. También que la productividad lejos de mermarse se vio favorecida en la mayoría de los puestos de trabajo susceptibles de ser realizados bajo esta «nueva» modalidad. Y, por último, que el teletrabajo ha llegado para quedarse pues las empresas están analizando las ventajas en lo referente a disminución de costes fijos, no sólo en lo referente al ahorro en las oficinas sino también en desplazamientos por el auge de las citadas videoconferencias, unido al aumento de la productividad por las condiciones en las que los empleados desarrollan su trabajo que permite también una mejor conciliación con su vida personal.

Queda mucho por mejorar y pulir pero sin duda el futuro laboral va en esta dirección y lo que habíamos conocido hasta ahora pertenece al pasado estando todos (empresas y empleados) obligados a reciclarnos o reiniciarnos como se quiera entender para encarar en los próximos años una nueva forma de trabajar no ligada a un espacio físico concreto como se hacía hasta ahora.

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