El paisaje como sistema de interacciones múltiples y su papel de integración de los diferentes conceptos profesionales.

Según algunos autores entre los que podemos citar a Juan L. Motloch1, comenzando con la manera que percibimos, maneje y diseñe el paisaje, éste se mueve encendido para explorar las fuerzas que influencian el diseño de la tierra.

Una descripción de la gerencia del paisaje, del planeamiento y del diseño incluye una discusión de los papeles y de la integración de las profesiones implicadas, de los modos de la práctica profesional y de los procesos del diseño de la escala del sitio.

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En su publicación Introducción al diseño del paisaje 2, se explora la ecología del diseño y de la integración de las decisiones del diseño de la tierra en sistemas dinámicos.

Además de Motloch, hay otros autores que se refieren al concepto de paisaje y lo hacen desde muy variados puntos de vista.

A través del andar, el hombre comenzó a construir el paisaje natural que lo rodeaba y a través del andar se han conformado en nuestro siglo las categorías con las que interpretamos los paisajes urbanos que nos rodean.

Lo que es absolutamente cierto y en eso coinciden todos estos autores es que el concepto en sí es más complicado de lo que aparenta en un primer punto de vista pues tiene un contenido subjetivo muy importante, esto es, el concepto de paisaje depende de la propia experiencia de cada individuo y todo lo que esto lleva consigo, es decir, la propia naturaleza del éste, su grupo social y cultural,…

Por otra parte, cabe distinguir entre la definición del término desde el punto de vista de la Real Academia Española y la amplitud del mismo considerando todos los puntos de vista posible en relación con lo que estamos comentado.

Así, una de las definiciones del paisaje sería: “Extensión de terreno considerada en su aspecto artístico”

No obstante, debemos hacer otras consideraciones. Así, según Ignacio Español Echaniz3 hemos de considerar también lo siguiente:

  • Sensibilidad artística o su apreciación

  • Entorno natural o sólo relativamente humanizado
  • Espacios abiertos de grandes dimensiones o a las vistas profundas

  • Conjunto de la escena, nunca a elementos aislados

  • Imagen de la escena, más que a la escena en sí misma

Vamos a analizar a grandes rasgos estas conceptualizaciones con objeto de matizar aún más y concretar los aspectos que queremos resaltar de cara a nuestro análisis.

Así, hemos de entender que no cualquier entorno nos sugiere la idea de paisaje. En este sentido, resulta fundamental el aspecto de la escena y la valoración personal de ella por parte del individuo que la observa.

Como ejemplo para entender lo que estamos comentando podemos citar que es complicado atribuir el calificativo de paisaje a la entrada a la ciudad de Sevilla por la A-92. Se nos presenta ante nuestros ojos un sin fin de naves industriales, viales, pasos a nivel,… que se entremezclan unos con otros formando un amasijo difícilmente explicable.

En relación a esto y sin perder de vista el ejemplo expuesto hemos de apuntar que es más fácil entender el término paisaje en un medio de carácter natural, donde hay poca intervención humana y donde los elementos bióticos predominan.

Ahora bien, existe un amplio estudio de lo que se entiende por “paisaje urbano” y en varias ocasiones a lo largo de este estudio incidiremos de forma directa o indirectamente en él.

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Pero también es cierto que, coloquialmente, es complicado asociar el término paisaje a algo que no está relacionado con el medio rural, es más, la definición anterior se delata por sí sola, resulta tan complicado entender el término paisaje fuera del medio rural que cuando no es así, y para que quede claro, es necesario añadir la “coletilla” o “apellido” urbano surgiendo así un término que parece distinto cuando en sí la base es la misma.

Por otra parte, para asociar mejor una imagen al concepto de paisaje es más fácil cuando se trata de espacios abiertos de grandes dimensiones y con vistas profundas.

Con relación al tema que estamos tratando, debemos detenernos un momento y citar el Land Art que ya ha sido ampliamente citado en la entrada del blog El movimiento Land Art como método para entender las intervenciones en el paisaje.

Así, y volviendo al ejemplo anterior, es muy difícil que la imagen de entrada a Sevilla que hemos descrito se pueda entender como un paisaje pero se complica aún pues nunca disponemos en nuestra visual de un espacio abierto amplio de forma que el detalle gana protagonismo sobre la generalidad de la escena.

Como contrapunto, y en la misma vía, esto es la A-92 pero situándonos en la entrada de Granada obtenemos una imagen amplia donde dominan los espacios abiertos y la vista es profunda de forma que obtenemos una visión general que podemos entender como una paisaje donde se mezclan varios aspectos que enriquecen la misma como puedan ser Sierra Nevada, una visión amplia de la ciudad y sus alrededores,… 4. Este mismo conjunto a medida que nos aproximamos y ganamos detalle pierde su sentido como paisaje.

Resulta importante, a su vez, esto último que hemos citado, esto es, para entender una escena como paisaje hemos de verla en su conjunto de forma que a medida que nos aproximamos a ella y tendemos a la individualización de cada uno de los términos que la componen vamos perdiendo el sentido en sí mismo del término.

Por último, hemos de matizar el punto que señalamos al final de la relación anterior destacando la importancia que tiene la imagen de la escena más que la escena en sí misma de forma que un mismo observador puede percibir distintos paisajes de diferentes vistas de una misma escena si ésta la observa desde distintos puntos de vista.

Ahora bien, hay otros autores como González Bernáldez que aportan otra definición del paisaje y que podemos entender como la más apropiada5.

Distingue entre fenosistema y criptosistema.

Por fenosistema se entiende como el conjunto de elementos y relaciones del medio ambiente que son percibidos por los sentidos del ser humano.

En cuanto al criptosistema es el conjunto de aquellos que no son percibidos. Por tanto, se define el paisaje como el fenosistena.

Por tanto nos estamos refiriendo al objeto percibido y el autor profundiza incidiendo en la idea que es algo más que una recepción óptica o sonora y que se hace, a su vez, una valoración desde un punto de vista subjetivo.6De esta forma y antes de comenzar con nuestro análisis hemos de preguntarnos que se entiende por un sistema.

Así, y por propia definición, basándonos en las interpretaciones de algunos autores como el Dr. Ortigosa Izquierdo7, se trata de un Conjunto Dinámico de elementos que actúan en interacción.

Como podemos observar, esta simple definición sugiere unas condiciones/cualidades de gran relevancia en cualquier sistema natural.

Así, los elementos son los componentes referenciales de un sistema.

Por otra parte, el dinamismo y actuación sugieren un comportamiento permanente autorreglado.

La interacción son los distintos intercambios e incidencias entre los elementos.

Además, de algún modo un sistema emplea o transforma energía y si hay intercambios requieren una movilidad y ello conlleva un tiempo.

Con todo esto es importante también destacar que un sistema no lo constituye la suma de elementos pues sobre todo es el conjunto lo que lo caracteriza, o sea, los distintos elementos y sus Interconexiones.

Mediante esta introducción podemos entender al medio natural como un sistema, el Geosistema que es especialmente complejo pues son muy numerosos los elementos que actúan.

De igual forma, otra característica importante del mismo es el cambio pues los paisajes no son estáticos y cambian aún más rápidamente si interviene el factor humano.

Hay otros autores que han definido el término Geosistema (Socava, 1963) como un sistema de relaciones geográficas. En cualquier caso, el Geosistema se convirtió en la unidad de observación, análisis y estudio de las ramas integracionistas y las corrientes globales de la Geografía Física8.

De esta forma este término se emplea cuando se quiere reseñar especialmente la contribución de los elementos no bióticos, en la definición de la integridad ecológica de un sistema de interacciones biofísicas o ecosistema en contraposición del término biosistema o sistema biológico que se utiliza cuando queremos enfatizar, en términos sistémicos, la totalidad del la componente biológica y su interdependencia trófica.

Dada la singularidad del término y la su importancia en el estudio del paisaje en la escala en la que estamos trabajando, incidiremos en otros artículos más en su definición y la apoyaremos en diferentes matices y argumentos que proponen diversos autores y de los que trataremos en otra ocasión.

Asimismo, se maneja el término ecosistema cuando nos queremos referir al todo el conjunto del medio natural, es decir, el sistema global de interacciones bióticas y abióticas9.


1 Juan L. Motloch: Profesor de la Arquitectura del Paisaje en la Ball State University, Doctor de la filosofía por la Universidad de Pretoria 1991, Arquitectura del Paisaje por la Universidad de Pensylvania 1978 y la Universidad de Tejas 1970.
2 Motloch, J.L. “Introducción al diseño del paisaje (Introduction to Landscape Design)”. Van Nostrand Reinhold. Nueva York 1991.
3 Español Echaniz, Ignacio. “Paisaje. Conceptos Básicos”. Universidad Politécnica de Madrid. 1995
4 En este sentido tiene gran importancia la implantación en el medio que tiene la ciudad de Granada que la estar sobre una colina, o varias, permite que se consiga una mayor perspectiva de la misma y, a su vez, se añadan otros elementos como Sierra Nevada lo que produce un espacio abierto de grandes dimensiones y que permite una visión profunda y, así facilitar la percepción de la imagen como paisaje.
5 Para más información al respecto nos remitimos al libro citado con anterioridad de Español Echaniz y a la Bibliografía que se acompaña en él.
6 En contraposición a esta definición nos encontramos la que propone la Comunidad Europea, la que incluye una serie de elementos y relaciones complejas del entorno “tal como son y tal como se presentan”
7 Dr. Luis M. Ortigosa Izquierdo, Profesor del Departamento de Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad de La Rioja.
8 Gonzalo Mardones Rivera. Profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Los Lagos.
9  Montes et al (1998): Reconocimiento biofísico de espacios naturales protegidos. Junta de Andalucía. España. Pag. 72 – 86.
 

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