De lo general a lo particular
En estos momentos estamos siendo testigos de un periodo de especial concienciación para conseguir construir entre todos un planeta más habitable donde el desarrollo sea compatible con el frágil equilibrio de los distintos ecosistemas.
Es por ello que resulta imprescindible pensar que debe existir una necesaria planificación.
Existen importantes e interesantes iniciativas que están en esta línea como las desarrolladas por Puentes Digitales desde diferentes ámbitos para promover, explicar y concienciar acerca de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y que tuvieron su germen en la campaña #1semana1ods que se resume en la entrada a la que se puede acceder pinchando en el siguiente enlace y que continúa con la divulgación a distintas escalas, desde los colegios a edades tempranas como en la Universidad.

No obstante, se entiende necesario bajar de escala hasta llegar a la urbana donde, con base las líneas generales, se están desarrollando iniciativas que tienden a una mejora de las condiciones ambientales como la reducción de contaminación por poner un ejemplo y centrarnos en algo concreto.
Pero es preciso preguntarnos ¿existe una planificación a medio largo plazo y las distintas actuaciones y decisiones están coordinadas? ¿Son compatibles en muchos casos con la habitabilidad de las ciudades?. Intentaremos aclarar estas preguntas.
Analizando la cuestión
Que en las grandes ciudades, y no tan grandes, la contaminación y los elementos que la generan como lo son el tráfico fundamentalmente se ha convertido en un serio problema es algo evidente y un hecho contrastado por lo que se han de tomar decisiones que lo resuelvan paulatinamente pero debe ir acompañadas de una imprescindible planificación a medio y largo plazo.

Esto último es fundamental pues las actuaciones suelen ser de muy importante calado y en muchos casos afectan a amplias zonas de la ciudad y, por ende, a sus habitantes, visitantes y por extensión a la propia habitabilidad. Además, éstas condicionan a otras por lo que hay que ser muy precisos.

Pero esta habitabilidad no sólo se ve afectada por la ejecución de nuevas infraestructuras o remodelación de las existentes. En ocasiones, las decisiones que se toman relacionadas con la reordenación del tráfico, los sistemas de transporte o las limitaciones de acceso a determinadas zonas pueden provocar situaciones que alteren la correcta accesibilidad a las zonas, tanto para los propios habitantes como para los visitantes si no ha habido previamente un proceso de planificación que incluya una información detallada y la implantación paulatina en el tiempo que permita la adaptación.
Cierto es que como en todo proyecto a medio o largo plazo pueden surgir inevitables variaciones por acoplamiento de los elementos a las nueva circunstancias que puedan generarse pero deben ser compatibles con lo planificado y evitar la improvisación o la ejecución de actuaciones interesadas en un momento concreto y por circunstancias particulares.
Todo lo indicado exige de una necesaria coordinación de las distintas Administraciones implicadas que, dada la magnitud de muchas de las actuaciones, irán desde las estatales a las locales con la adición de un compromiso de respeto a la planificación durante el periodo en que se desarrollen las actuaciones y como hemos apuntado, la misma debe incluir los elementos necesarios pensando en el usuario final de forma que permita un periodo de adaptación y adecuación a los distintos elementos.
En conclusión
Es difícil cambiar los hábitos de la población, como se suele decir somos animales de costumbres, y sustituir el vehículo privado por otros medios de trasporte más sostenibles, públicos o privados, es una ardua tarea en la que se está avanzando pero de la que queda un amplio trecho.
Todo este trabajo formativo y de concienciación también debe estar incluido en la necesaria planificación de los distintos elementos que debe desarrollarse a medio o largo plazo.
No es lógico prever medios de transportes alternativos, elaborar las infraestructuras, reorganizar el tráfico o habilitar zonas de acceso restringido y luego pensar que el usuario va a usarlas sin más sin una formación previa y continua. En otro caso, haríamos a éstos rehenes del propio desarrollo pues el espacio que ocupan las nuevas infraestructuras para los medios de transporte a utilizar presuntamente ocupan en parte los ocupados por los tradicionales de forma que puede darse el caso de que los nuevos medios se usen menos de lo esperado y el usuario por falta de formación e información intentan seguir con los tradicionales que ya estaban colapsados en su momento por lo que la situación puede ser la contraria a la esperada.
Y por otra parte, hemos de ser conscientes de las propias limitaciones de los núcleos urbanos de forma que, por interesante que pueda resultar, no se pueden tomar las mismas o similares decisiones para cascos históricos como para nuevas zonas amplias en desarrollo. Además y como se ha apuntado, las decisiones siempre se deben tomar pensando en el usuario habitual y el ocasional.