
Cuando llegan estos días del año, resulta prácticamente imposible no realizar un análisis o recordatorio de todo lo que ha acontecido, tanto a nivel personal como profesional.
Se podría escribir mucho, porque un periodo tan extenso, y más aún si es como este 2016 bisiesto que cuenta con un día más con sus 24 horas, induce a la creación o aceptación de contenidos variados, unos agradables, tanto a nivel personal como profesional, y otros no tanto, a veces, especialmente duros, inesperados y chocantes que tienden a provocar que doblemos la rodilla pero, por nuestra propia naturaleza y convicción, con la obligación de levantarnos, con más fuerza aún si es posible para afrontar cada día que se nos regala.
Hay que valorar y dar verdadera importancia a aquello que realmente la tiene, en todas las facetas, tanto personales como profesionales y, al realizar ese balance anual, propio de estas fechas, concluir que es plenamente satisfactorio y positivo.
Desde aquí desear que a todos les haya resultado fructífero y que el próximo lo sea aún más dado que un año consumido, como mínimo, tiene que ser un acúmulo de experiencias que no deben caer en saco roto y ser un estímulo para seguir creciendo en todas las facetas a pesar de los contratiempos que puedan aparecer.
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